Ahora que la inmensa mayoría de sus rivales han igualado su oferta SUV (ramificaciones coupé incluidas), BMW vuelve sobre sus pasos para lanzar un gran todocamino que es el adelanto de toda una nueva ofensiva de modelos.
Con la competencia pisándole los talones, BMW hace un quiebro y vuelve a un concepto de todocamino más puro cruzándolo con sus berlinas más nobles. El resultado es el X7, el más grande de toda su 'Generación X' y la avanzadilla de toda una nueva oleada de vehículos de lujo. Condiciones, en definitiva, perfectas para estrenar un nuevo capítulo en el libro de diseño de la marca alemana.
Más que aterrizar, este gigante de 5,1 metros de largo, dos metros de ancho y 1,8 metros de alto desembarcará en marzo del próximo 2019. No es uno de esos coches que 'maquillan' su tamaño con formas suaves. El X7 hace alarde de su volumen con un frontal impactante. Nunca antes la característica parrilla BMW había empleado unos 'riñones' tan enormes que parecen aún más grandes al engarzarse con unas dobles ópticas (LED de serie) muy rasgadas. Si se presta atención, estos faros tienen unas piezas azules en forma de equis que dividen esas parejas de faros. El X7 estrena una barra horizontal inferior que, según acabados, puede ser cromada o con un acabado más tridimensional.
Singularidad también en el lateral de proporciones todoterreno, pero, como el frontal, repleto de detalles. Muchos de ellos metálicos, como el amplio embellecedor que bordea las amplias ventanas o el de los estribos, que se extiende hasta los 'branquias' que hay tras las ruedas delanteras y que emerge de nuevo en el paragolpes posterior. Precisamente otro elemento cromado, el que hace de puente entre los dos pilotos, también es lo más característico de su parte posterior y lo enlaza con la Serie 7.
Espacio, lujo y tecnología. Esas tres palabras se van dando el relevo a medida que recorremos el interior del X7. Vuelve al redil de la uniformidad BMW en la estructuración del puesto de conducción, aunque con una diferencia: que el conjunto de pantallas de 12,3 pulgadas, incluyendo la instrumentación digital, son de serie. La mayoría de los mandos que actúan sobre algún área de la conducción se agrupan alrededor de lo que BMW llama 'iDrive Controller'. Si se quiere, otros mandos pueden incluir aplicaciones de cristal de alta calidad. No los necesita el control de la climatización, que adquiere en este coche una solución estética y funcional gracias, de nuevo, a la tecnología.
Las puertas traseras son más grandes que las delanteras para dar fácil acceso a las dos filas de asientos posteriores. La tercera, que es de serie, no escatima espacio ni medios al contar con reposabrazos, soporte para bebidas, puertos USB y, como todos los demás asientos, con ajustes eléctricos. Entre la infinidad de opcionales, uno da idea de las reservas de lujo que ofrece el X7: un sistema de entretenimiento para las plazas traseras con dos pantallas táctiles de 10,2 pulgadas, DVD compatible con Blu-Ray, dos puertos USB, toma HDMI y dos conexiones para auriculares.
Con todos en su posición, el maletero dispone de 326 litros de capacidad. Si se pliegan (eléctricamente, por supuesto) los respaldos de la segunda y tercera fila, ésta se incrementa hasta los 2.120 litros. Y para que nada desentone, el portón se puede abrir y cerrar automáticamente con función manos libres.
También marca la diferencia el hecho de que el techo de cristal panorámico de accionamiento eléctrico sea de serie. Eso ayuda a que los pasajeros de la tercera fila (que en otros modelos de siete plazas viajan encajonados) tengan una mayor sensación de espacio gracias a toda esa luz. De noche, este Panorama Sky Lounge reclama su protagonismo con luces LED que crean más de 15.000 patrones gráficos que se proyecta en toda la superficie acristalada.
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