No seré yo el que se disfrace de sociólogo e intente descubrir la naturaleza, extraña e inquietante, de un fenómeno como el de la saga ‘Crepúsculo’. La fascinación que se contagia entre millones de personas ante este triángulo amoroso de hombres lobo, vampiros y humanos, se escapa de mi comprensión. Quizás sea mi culpa, no digo yo que no, y me esté perdiendo toda su presunta magia y romanticismo, que no sepa apreciar los sentimientos que desprenden sus personajes ni el dramatismo de su historia. Y lo digo porque, excluyendo las dos primeras e infames entregas, la saga había levantado ligeramente el vuelo con ‘Eclipse’, su película más correcta hasta la fecha, algo que hacía aumentar una confianza, hasta entonces inexistente, ante el estreno de ‘Amanecer’, primera parte del díptico pensado por los productores para estirar el chicle todo lo que sea posible, algo que ya ocurrió, con mejores resultados económicos de momento, con el final de ‘Harry Potter’. Y lo cierto es que ‘Amanecer’ consigue un logro inesperado y sorprendente, convertirse en la peor película de una sala que, a falta de milagro final, ha tirado definitivamente la toalla en cuanto a aspiraciones cinematográficas se refiere.
‘Amanecer’ tenía todo a favor, la historia estaba en su punto exacto para ofrecer, ahora sí, una ración de entretenimiento romántico y superficial, aventuras e incluso emociones, algo inexistente a lo largo de sus tres películas anteriores. Sin embargo, el resultado es nefasto, sin vida, en una primera hora lamentable y ridícula, especialmente el tramo brasileño donde el film parece parodiarse sin reparo. Nada funciona, desde su director Bill Condon, al que solamente se le pueden atribuir un par de aciertos visuales, hasta su trío protagonista, desastroso en cualquier faceta interpretativa, algo especialmente doloroso en lo que a Kristen Stewart se refiere, ya que fuimos muchos los que creímos que estábamos ante una actriz prometedora tras acompañar a Jodie Foster en ‘La habitación del pánico’. Con todo, y para demostrar el nivel de fracaso del que estamos hablando, ella se eleva frente a sus compañeros, Taylor Lautner y Robert Pattinson, actores sin nada que ofrecer más allá de músculos y miradas, respectivamente. El resto lo ponen un ritmo narrativo inexistente, dosis extra de azúcar, algo común en todas las entregas, un sentido del humor infantiloide, el uso incomprensible de la banda sonora y un número bastante alto de escenas que juguetean sin problema con el ridículo.
Aunque consiga aumentar la intensidad e incluso se deje intuir algo de emoción en su epílogo, ‘Amanecer’ fracasa en todas sus aspiraciones, llegando a hacer inútil el esfuerzo de verla como una película seria o, al menos, realizada con algún interés más allá del económico por parte de sus responsables. Ellos están cansados, nosotros también pero aún podemos encontrar a millones de personas soñando con la resolución final de esta telenovela, cuyo referente literario desconozco, pero que, en términos cinematográficos, ha tocado fondo. Parece difícil que resurja en su última oportunidad, que llegará el año que viene a cines de todo el mundo rodeada de llantos, desmayos y suspiros. Pensándolo bien, a lo mejor no soy tan diferente que los/as fans de la saga. Al final, yo también quiero llorar. Pero me temo que por causas distintas.