Muchas empresas del sector de las telecomunicaciones han padecido una caída importante de su valor de mercado a lo largo de este año. Un buen ejemplo de ello es Alcatel-Lucent, que en los últimos 12 meses ha perdido la mitad de su valor en bolsa. Lo mismo se puede decir de RIM con un 75% (y con claros rumores de venta a una posible alianza entre Microsoft y Nokia), de Nokia con un 54%, de KPN con un 18%, de Ericsson con un 20%.
Todo ellas fueron –y son- referentes en el sector, y sin embargo ahora no son capaces de despejar sus dudas existentes sobre la viabilidad de sus planes de negocio puestos en marcha hace unos años. Por ello, la gran mayoría de ellas quieren ver la salida del túnel en las siglas 4G, que aunarán voz, datos y multimedia en “cualquier” lugar, lo cual tendrá una importante repercusión e incidencia en el desarrollo de los dispositivos móviles.
El peligro de orientar o focalizar las inversiones en este tipo de tecnología, es que los inversores, escaldados con lo ocurrido no hace mucho con la tecnología 3G, frenen su desarrollo, posiblemente por no creer en él. Este sector nuestro tiende a la concentración, donde unas pocas firmas acapararán prácticamente la totalidad del volumen de negocio, mientras que el resto bastante tendrá con seguir sobreviviendo, día a día y paso a paso.