Una de las facetas que llama poderosamente la atención en un restaurante, amén de la comida, la bodega, y de si el espacio es más o menos bonito, más o menos acertada su decoración, es el servicio. Determinados profesionales, que llevan mucho tiempo trabajando, olvidan algunas veces que el contacto entre la sala y la cocina pasa por ellos. Y que las propuestas que hacen los clientes no son palabras que quedan en el aire.
Hace unas noches, en una cena en un local de reciente apertura, el grupo de cinco amigos que Ãbamos pidió encarecidamente que las carnes a centro estuvieran poco hechas. Pues ni por asomo.
El camarero es un personaje primordial en las traducciones de los deseos del cliente ante el equipo de cocina. Y debe de estar muy atento, por ejemplo, a si en los servicios de pan las rosquillas, regañas y otras fruslerÃas tan a la moda hoy, estén en condiciones de ser comidas y no ofrezcan sabores rancios. Su actuación puede ser preciosa para que la cena o comida, acabe de la mejor de las maneras, y no se vea alterada por desajustes que van minando la credibilidad del local. Todos los pequeños detalles hacen un al final gran detalle.
La importancia del servicio la tiene clara el empresariado, o deberÃa de tenerla. Pero seguimos encontrado ejemplos no demasiado afortunados en los dÃas estivales, donde la ocupación hostelera en zonas de playa es mayor, y resulta muy difÃcil contar con equipos perfectamente preparados. La formación debe de ser una baza necesaria para que el turismo no encuentre diferencias evidentes con otros lugares de tradición turÃstica